La industria automotriz vive una disrupción global. En sus
entrañas surge una revolución tecnológica, que anuncia menor dependencia del
petróleo, pues apela a la conciencia de los consumidores de cero emisiones de CO2
y, en consecuencia, la creación de un ambiente limpio, además de la eliminación
del ruido en las urbes.
Esta política ha hecho suyos los objetivos de la COP21
realizada en París, Francia, de reducir el cambio climático a menos de 2° C
(2DS), con resultados concretos en diferentes fechas: 2025, 2030 y 2050. Una
disrupción que surge en respuesta a la crisis petrolera de 1973-74 e implica la
creación de energías alternativas, entre ellas los autos eléctricos.
Esta tendencia va de la mano con la conducción autónoma de
los vehículos sin conductor, asociada a la conectividad y a la digitalización
de los vehículos, donde la creación de valor e ingresos proceden del Big Data,
según la encuesta global del 2017 de KPMG Internacional.
En la industria automotriz existe otra tendencia que augura
un cambio en el concepto de propiedad de vehículos hacia el 2025, la que se
deriva del surgimiento de los vehículos autónomos.
La conectividad se acelera y complementa a los vehículos
eléctricos, y aunque los autos de combustión interna tienen sus días contados,
según la Agencia Internacional de energía (IEA, por sus siglas en inglés),
también se benefician de la conectividad.
En la industria automotriz existe otra tendencia que augura
un cambio en el concepto de propiedad de vehículos hacia el 2025, la que se
deriva del surgimiento de los vehículos autónomos. Un indicador de ello es la
encuesta de KPMG, que revela que 59% de los encuestados estiman que al 2025 la
mitad de los conductores no desearán tener un auto propio. Según Gerardo San
Román, de Jato Dynamics, a esta tendencia se agregan los autos compartidos, los
que prescinden del conductor y se adhieren al arrendamiento (leasing) de los
automóviles.
Al respecto, Albrecht Ysenburg, socio de KPMG México,
explicó: “Mañana, los criterios diferenciadores entre marcas tendrán que ver
con cómo los autos nos ayudan a relajarnos y a socializar”. Los encuestados
visualizan la “integración conjunta de la industria automotriz con lo digital,
que llevará a una nueva era automotriz”.
En el contexto de estas tres tendencias automotrices, los
autos eléctricos van a la vanguardia en el sector, pues 50% de los directivos
encuestados por KPMG clasifican esta tendencia “como la más importante por
delante de la digitalización y la conectividad”.
El socio de KMPG aseguró en entrevista que los encuestados
advierten que lo realmente disruptivo en esta industria “será el ecosistema
digital del vehículo, pues de ahí surgirán las nuevas fuentes de ingresos”. De
los directivos, 85% del sector automotriz, consideran que en el futuro el
ecosistema digital generará más ingresos que la venta del auto en sí mismo”.
En suma, advirtió el socio de KPMG, la industria automotriz
deberá manejar tres tipos de tendencias al 2025: la evolución del mercado
actual -autos de gasolina y eléctricos- y, por otro, afrontar la revolución y
disrupción que presagian los avances en la movilidad. “La revolución surge con
los autos eléctricos, pero la disrupción viene de la conducción autónoma, la
conectividad y la digitalización de los vehículos”, precisó Albrecht Ysenburg.
Aunque es aún largo el camino de sustitución de los autos de
combustión interna, la IEA consigna en el estudio Hibrid & Electric
Vehicles 2016, que el "escándalo de Volkswagen", con los tratamientos
de escape engañados, demostró drásticamente que “los vehículos convencionales
de combustión interna llegan a sus límites. Se puede esperar que los niveles de
emisión sean más estrictos de un periodo a otro. Para adecuarlos, el
tratamiento técnico es cada vez más complicado y tiene influencias sobre otros
parámetros técnicos como el consumo. Es una opción difícil cuando una vieja
tecnología tiene que ser dada de baja. Este problema es bien conocido en la
industria de los semiconductores (véase el libro de Intel-genio Andrew Grove
Sólo el paranoico sobrevive)”.
Precisa: “La fuerte influencia en la política, puede llevar
a los líderes de la industria del automóvil a otra solución más simple. Todos
estos problemas ahora fomentarán los trenes de transmisión eléctrica”.
Conducción autónoma. De acuerdo con un artículo de Lindsay
Chappell, publicado por Automotive News en diciembre del 2016, la industria
automotriz dio un giro al carril de conducción autónoma. Todo comenzó en la
Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh en el 2007, cuando el Departamento de
Defensa de EU y el Pentágono invitaron a 100 científicos, que inauguraron la
innovación de la conducción autónoma urbana. Desde entonces los creadores de
Apple, Google y Microsoft se embarcaron en la producción de este tipo de
vehículos.
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