Siria y Venezuela conspiraron en los
últimos años para evadir las sanciones internacionales contra Siria a través de
un acuerdo secreto para transportar su crudo a través de Rusia hasta el Caribe.
El
plan, que no se había divulgado previamente, tenía como objetivo vender
petróleo sirio con un gran descuento a Venezuela a través de una empresa
fantasma rusa, que lo enviaba a Aruba para refinar y distribuir a estaciones de
servicio en Estados Unidos y otros lugares, según docenas de correos electrónicos,
documentos y entrevistas.
El
plan, que no se ejecutó, indica hasta dónde están dispuestas a llegar dos
naciones parias para evadir las normas internacionales y enfadar a las
potencias mundiales.
El presidente de Siria, Bashar al-Assad, desacreditado en reiteradas oportunidades durante los últimos seis años en tanto cientos de miles de sus ciudadanos han muerto en una brutal guerra civil, se aferra firmemente al poder.
El presidente de Siria, Bashar al-Assad, desacreditado en reiteradas oportunidades durante los últimos seis años en tanto cientos de miles de sus ciudadanos han muerto en una brutal guerra civil, se aferra firmemente al poder.
En
el caso de Venezuela, el plan forma parte de una agenda internacional, iniciada
por el fallecido presidente socialista Hugo Chávez, que convirtió al país en
aliado de Irán y Cuba. Ahora, bajo el liderazgo de su acosado discípulo,
Nicolás Maduro, Venezuela necesita con desesperación efectivo después de años
de una mala gestión de gobierno que ha llevado la producción de petróleo a su
nivel más bajo en 30 años, ha sumido la economía en una depresión y ha causado
semanas de terribles protestas a nivel nacional.
La iniciativa siria pone de relieve las ambiciones internacionales de Venezuela, indicando que su actual crisis podría tener repercusiones mucho más allá de sus costas.
La iniciativa siria pone de relieve las ambiciones internacionales de Venezuela, indicando que su actual crisis podría tener repercusiones mucho más allá de sus costas.
No
está claro si el plan todavía está siendo considerado. Un protagonista clave,
Wilmer Ruperti, operador petrolero venezolano que se hizo enormemente rico
gracias a su proximidad con la dirigencia del país, admitió en una entrevista
telefónica su participación, pero dijo que ya no tenía ninguna intervención.
Funcionarios sirios lo contactaron a comienzos de 2012 durante una fiesta en el Club Sirio de Caracas.
Funcionarios sirios lo contactaron a comienzos de 2012 durante una fiesta en el Club Sirio de Caracas.
En
ese momento, Ruperti comenzó a alquilar una lujosa casa de huéspedes en la
costa norte de Aruba para explorar una refinería y conocer a un agente de
bienes raíces local, Oscar Helmeyer. Tenía la mira puesta en una planta que
acababa de ser cerrada por sus propietarios, Valero Energy Corp., con sede en
San Antonio, generando un desempleo masivo en la isla. Ruperti se ofreció a
pagar a Helmeyer US$15 millones por su ayuda para comprar la refinería, una de
las más grandes del mundo, pero finalmente la petrolera estatal venezolana la
arrendó. En una entrevista, Helmeyer dijo que Ruperti también se reunió con el
primer ministro de Aruba, Mike Eman, y otro alto funcionario, Mike de Meza.
Ambos rechazaron solicitudes de entrevistas.
Hoy.com.do