Publicamos un interesante artículo que aparece en el periódico
español El Periódico de la Energía.
«Los anglosajones dicen ‘hay un elefante en la habitación‘
cuando hay un problema delante de ellos y nadie quiere hablar sobre él»,
comenzaba David Pérez, director de Energía de la consultora ALTRAN, en una de
las sesiones de la jornada La Eólica y el Mercado organizada por AEE, «y eso es
lo que ocurre con la canibalización de los precios de las renovables».
La preocupación por la bajada del precio de la electricidad
a medida que haya mayor potencia instalada renovable en el país, no es nuevo ni
único. Otros países de nuestro entorno ya están sufriendo sus consecuencias y
el debate está encima de la mesa. «Se han estudiado las previsiones de la
evolución del precio de venta y sus implicaciones en la viabilidad de los
proyectos», explicaba por su parte Fernando de Juan Astray, Head of
Origination, Structured and Long Term Products en Axpo Iberia, «necesitamos
buscar estructuras que compatibilicen los precios de futuro y la evolución de
los precios a la baja, pero a pesar de cualquiera de las opciones que se nos
presentan, tenemos que decir a los promotores que a día de hoy deben asumir
ciertos riesgos».
El experto propone dos soluciones posibles para que el
‘efecto canibal’ no suponga un freno al crecimiento de las renovables en
España. «Podría haber un precio fijo más un ‘collar’ (precio de mercado), que
permitiría una mayor rentabilidad acotando el riesgo sin coste pero también un
precio fijo más un precio mínimo que, en este caso, permitiría una mayor
rentabilidad sin limitar el potencial».
«En 2019 la demanda de electricidad bajó entre el 1 y 2%
respecto al año anterior, y respecto al pico de 2007 casi un 10%», continuaba
David Pérez de Altran, «y los objetivos del PNIEC para 2025 y 2030 hay que
tenerlos en cuenta, porque se siguen sumando nuevos proyectos a la generación».
En su opinión, «el factor de apuntamiento tecnológico de la
fotovoltaica ha conseguido capturar mejores precios al generar cuando se
demanda electricidad y la potencia instalada es muy inferior a la eólica, que
es la que sufre la canibalización en España».
Aún así, según Altran, la fotovoltaica podría llegar a
cobrar del mercado un precio por MWh mucho menor que el que ahora disfruta, con
la consiguiente afectación de los ingresos y las rentabilidades en los
proyectos cuyos ingresos dependen exclusivamente del mercado. Este riesgo se
convierte en la actualidad en una de las principales preocupaciones tanto de
los financiadores como de los promotores de estas plantas.
«Es difícil saber hasta donde podrían bajar los precios del
mercado, porque hay varios factores que determinan el escenario futuro»,
añadía, «la evolución de la demanda eléctrica, de la oferta con más renovables
y cierre de otras centrales o del mercado de derechos de emisión de CO2, pero
también los precios del petróleo, gas y carbón, la climatología, la
incorporación de nuevas tecnologías en el mix como el hidrógeno verde o el
almacenamiento que se necesita para electrificar más la economía».
Para poder acercarse a esa situación, la consultora ha
realizado dos hipótesis: un escenario en el que la nueva energía renovable se
introduce en el sistema y se oferta a precio cero, y otro escenario en el que
la demanda se mantiene. «Si todo sigue igual empezaremos a ver precios no
esperados en eólica (11,8 €/MWh en 2025 o 6,5 €/MWh en 2030) o en fotovoltaica
(4,6 €/MWh en 2025 y 1,1 €/MWh en 2030), e incluso con un 65% de fotovoltaica y
un 18% de eólica, en un día tipo se casarían a cero euros durante determinadas
horas».
Por eso, David Pérez proponía que «si se pone un precio
suelo de 15 €/MWh, pese a que no sería para hacer una fiesta, tendría un
impacto positivo».
«No se puede hablar de otra opción que de incertidumbre en
las previsiones del precio futuro de la electricidad», añadía Oriol Saltó,
director de Análisis y Modelización de Datos de Aleasoft, «la transición
energética traerá un nuevo paradigma con la electrificación masiva en la
industria, transporte, calefacción, pero también con la eficiencia energética,
autoconsumo, producción con hidrógeno y la flexibilidad de la demanda».
«En 2008 hubo un cambio de paradigma y ahora estamos a punto
de empezar otro».
Aún así, Saltó considera que «el punto de equilibrio (que se
sitúa alrededor de los 47 €/MWh) puede bajar un poco pero se recupera, lo que
no se podrá evitar son las fluctuaciones de precios, que serán mayores a las de
hoy en día, con una mayor incidencia a precios ceros puntuales», pero «en el
futuro la tendencia es al aplanamiento de las curvas».