En momentos en que el precio internacional y local de los
combustibles ha experimentado alzas considerables, producto de la carestía del
petróleo, entre otros factores por la guerra ruso-ucraniana, la movilidad
eléctrica pudiera ser una posible solución a los costos de los hidrocarburos.
Y partiendo de la experiencia del propietario de un vehículo
eléctrico y de una empresa que cambió su flotilla de motocicletas de gasolina,
la ventaja económica que tiene ese tipo de movilidad frente a las que operan
con combustibles es “muy superior”.
“Cargar el carro completo, desde cero, anda entre 600 y 700
pesos y eso es equivalente a un tanque (de gasolina) de un carro normal. Ahí
haces una relación: si echas 4,000 pesos o 3,000 pesos de gasolina en tu
vehículo actual versus 700 pesos”, resaltó Víctor Gómez, propietario de un
carro eléctrico.
Gómez detalló que su vehículo tiene una batería de 54 kilos
y que cargarlo en su vivienda, si está completamente descargado, tiene un costo
de 600 pesos, debido a que cada kilo de electricidad le cuesta 11 pesos, ya que
en el proceso de carga se pierden dos o tres kilos.
Destacó que, además del ahorro en combustible que
representan las unidades eléctricas frente a los de combustibles
convencionales, el mantenimiento es el segundo costo que se evitan pagar los
dueños de autos eléctricos.
Explicó que el mantenimiento recomendado por el fabricante
es: cada 10,000 millas rotar las gomas, cada dos años cambiar el filtro de
aire, y en ese mantenimiento de dos años revisar el líquido de frenos y algunos
fluidos, pero no tienen ningún mantenimiento adicional.
“Los carros
eléctricos no usan aceite ni filtro de motor, no tienen prácticamente correas
ni bujías; todo ese esquema de piezas que tiene un vehículo de combustión
normal, que tiene una vida útil y unos cambios programados desde que te
entregan el carro, tú no lo tienes aquí”, agregó.
En República Dominicana hay una red de carga para vehículos
eléctricos, ubicadas en sucursales bancarias, supermercados y plazas
comerciales, entre otros espacios. Aunque Gómez aclaró que no suele utilizarla,
precisó que la empresa que la administra tiene una tarifa por tiempo cargando y
no por energía consumida, que dependiendo del tipo de cargador (hay nivel dos y
tres) varía el costo.
“Yo tengo con movilidad eléctrica aproximadamente dos años y
medio. Antes de la pandemia vendí un vehículo que tenía y compré uno usado,
eléctrico. Empecé a conocer ese mundo y duré casi un año con ese vehículo y,
luego que comprobé todas las bondades, pues cambié al que tengo ahora”, indicó.
Gómez, quien además es administrador de una empresa de
comunicaciones, dijo que implementó en la compañía un proyecto piloto de
cambiar motocicletas de combustibles convencionales por eléctricas, que fue lo
que le motivó a cambiar a carro eléctrico.
Declaró que, a través del proyecto, identificó que la
empresa tenía un consumo importante de combustible en sus repartidores. “Vimos
la oportunidad de hacer un piloto por seis meses, primero con 10 pasolas
eléctricas; probamos que podían con la carga de los periódicos, que aguantaban
el guate de estar todos los días haciendo esa distribución, y luego pasamos a
comprar 25. Y la idea en algún momento es completar el parque”, contó.
Puntualizó que el ahorro en combustible que ha tenido la
empresa ha sido importante y que el proyecto, en 14 meses, ya había pagado la
inversión.
Diario Libre