miércoles, 17 de julio de 2019

Bicicletas eléctricas, no robotaxis, están revolucionando el transporte urbano



El futuro del transporte ya llegó, pero incluso para los estándares de las nuevas tecnologías, está desigualmente distribuido.

Los coches autónomos — una revolución prometida desde hace mucho tiempo — sólo están disponibles para cientos de personas en un puñado de sitios selectos en el mundo. Mientras tanto, las bicicletas eléctricas y los patinetes eléctricos son cada vez más omnipresentes en docenas de ciudades.

Tal vez parezca ridículo colocar a los patinetes eléctricos — que se asemejan a juguetes — en el mismo grupo que los coches autónomos. Pero ambos están intentando resolver muchos de los mismos problemas: proporcionando alternativas a los automóviles tradicionales para reducir la congestión y las emisiones. La diferencia es que están abordando el problema de diferentes maneras, y sólo uno de ellos está usando el manual tradicional de Silicon Valley.
  
Ya ha pasado una década desde que Google comenzó a trabajar en los vehículos autónomos. El pasado mes de diciembre, el equipo de Google, ahora llamado Waymo, lanzó el primer servicio de taxis autónomos disponible comercialmente. Es un verdadero avance, pero se limita a las soleadas calles suburbanas de Phoenix, Arizona.

A pesar de las continuas promesas de Elon Musk, de Tesla, de que la autonomía está a la vuelta de la esquina, gran parte de la industria de la tecnología se ha vuelto más pesimista sobre las perspectivas a corto plazo de la disponibilidad de los robotaxis. Las empresas más pequeñas están luchando para continuar en el negocio; una empresa prominente, Drive.ai, se vendió a Apple el año pasado.

Por el contrario, en los últimos dos años, miles de bicicletas eléctricas y patinetes eléctricos han aparecido en las calles de Europa, América del Norte, Asia y América Latina. Estos vehículos “sin muelle” se pueden alquilar usando una aplicación, que es más conveniente que muchos de los sistemas de bicicletas públicas con estaciones.

Hay preguntas válidas sobre la seguridad, la regulación y la durabilidad de los patinetes eléctricos. Queda por verse si las nuevas empresas pioneras en “micromovilidad”, como Bird y Lime, que son propietarias y operan los alquileres sin muelle, podrán ser rentables.

No obstante, después de un largo y difícil invierno, cuando las condiciones obligaron a los patinetes eléctricos a abandonar las carreteras, el advenimiento de la primavera en el hemisferio norte ha visto un renovado auge. De acuerdo con Second Measure, que analiza los datos de compra, el crecimiento de las ventas de Bird ya está por encima de su nivel máximo a fines del año pasado. Alemania ha legalizado los patinetes eléctricos y, aunque estos siguen siendo ilegales en el Reino Unido, las bicicletas eléctricas de Uber, Jump, Lime y otros ya están proliferando en Londres.

Cuando andas en bicicletas y patinetes con impulso eléctrico sientes que has ganado una superpotencia. Una amiga no podía dejar de sonreír después de la primera vez que usó una bicicleta eléctrica de Jump. Me dijo que le había dado la misma sensación de velocidad y libertad que sintió al aprender a andar en bicicleta cuando era niña.

Siguen surgiendo preguntas legales, especialmente a raíz de los informes de lesiones, e incluso muertes, provocados por los patinetes eléctricos. Muy pocos pilotos usan cascos. París, que ha adoptado el enfoque más laissez-faire con respecto al uso de los patinetes eléctricos — o “trottinettes” — en sus calles, ahora está tratando de controlarlos después de que más de una docena de compañías lanzaron bicicletas eléctricas en la capital francesa, provocando un atasco notable en las carreteras.

Hace poco, la posibilidad de un auge repentino de coches autónomos tenía a la gente preocupada. Hubo temores de que los robotaxis entrarían en circulación antes de que las autoridades estuvieran preparadas para regularlos. Actualmente el problema se ha revertido: los legisladores carecen de los datos de uso de la vida real que necesitan para elaborar las nuevas reglas de la carretera; las empresas no están recibiendo la retroalimentación que necesitan para rediseñar los autos para la era autónoma.

Mientras tanto, miles de bicicletas y patinetes eléctricos ya están disponibles y los vehículos están evolucionando rápidamente. Muchos operadores de alquiler envían datos a las autoridades de la ciudad sobre dónde y cómo se utilizan sus flotas. Eso está provocando cambios sutiles en la infraestructura urbana. Incluso en la City de Londres — una de las áreas más conservadoras de la capital — se están pintando nuevos espacios de estacionamiento marcados “sin muelle” en las aceras para animar a los usuarios a dejar sus bicicletas en lugares seguros y convenientes.

Este enfoque sigue más al modelo clásico “aprender haciendo” de Silicon Valley que las áreas limitadas en las que se están probando los automóviles autónomos. Podría pasar una década más antes de que sepamos si los coches sin conductor realmente funcionan en mal tiempo o en ciudades densas y complejas como Londres y Nueva York. Para entonces, los patinetes y bicicletas eléctricos serán una parte familiar de la vida urbana. ¿Quién sabe? Tal vez los patinetes comiencen a conducir por sí mismos antes que los coches.

Diario Libre