El pico de la
demanda de petróleo se prevé para 2030
Según el informe, es posible que las medidas actuales para contener la pandemia aceleren la tendencia hacia un crecimiento del PIB menos intensivo en petróleo. Aunque se espera que aumente la demanda de países no pertenecientes a la OCDE hasta principios de 2030, CMS vaticina que el pico de producción de petróleo se produzca a nivel mundial en torno al 2030, lo cual implica un escenario de demanda a la baja, un amplio suministro de gas y petróleo y costes marginales más bajos. Ya se empieza a ver la posibilidad de que el pico del petróleo se produzca en una fecha más temprana en las ventas de activos y amortizaciones en los balances.
Caminos hacia la
descarbonización
Algunas de las herramientas disponibles para el cambio transformacional podrían ser las fusiones y adquisiciones de empresas establecidas en los mercados de la electricidad o la energía limpia, donde las empresas de gas y petróleo tienen la oportunidad de aplicar su profunda experiencia en torno a las estrategias de precios en nuevas esferas.
Alternativamente,
las inversiones de capital riesgo y la captación de fondos privados también
pueden permitir a las grandes empresas de gas y petróleo participar en nuevas
empresas centradas en las energías renovables, como demuestra la inversión de
Petronas en una empresa de energía solar. Más allá de la inversión,
también hay oportunidades de que se produzca un impulso creativo colectivo en
temas como el precio del carbono a través del I+D y asociaciones con
universidades.
Barreras al progreso
A pesar de una perspectiva general positiva para la transición energética y el relevante papel de las principales empresas de gas y petróleo en ese proceso, todavía existe una combinación de barreras a corto y largo plazo.
Normativa
cambiante y estándares elevados – las empresas de gas y petróleo tendrán que
ser más flexibles y seguir adaptándose a los rápidos cambios en el entorno
regulatorio que rodea a la transición energética. La creciente presión de la
sociedad en general, de los inversores y de los costes derivados de unas
expectativas más estrictas o de la normativa de cumplimiento también podría
poner a prueba la capacidad de las empresas para seguir siendo competitivas.
Capacidad de
adaptación financiera– la menor rentabilidad de las principales empresas de
gas y petróleo y la caída en las valoraciones de activos de las empresas de
combustibles fósiles a medida que se vayan amortizando los activos de
combustibles fósiles en los balances podría dificultar la inversión en
renovables.
Competencia entre
las empresas líderes –, las empresas eléctricas tienen más experiencia que
las nuevas empresas de gas y petróleo que tienen que adaptarse a un modelo de
energía distinto, invertir en tecnología para abaratar los gastos de los
consumidores e intentar desarrollar una ventaja competitiva.
Incertidumbre en
torno a la tecnología y los beneficios – la velocidad del cambio tecnológico
puede crear incertidumbre acerca de qué tecnología invertir, teniendo en
cuenta las dudas sobre el atractivo del retorno. Las empresas de gas y
petróleo deben estar convencidas de que habrá un mercado para las nuevas
tecnologías que siguen siendo caras. Sin embargo, en la experiencia reciente
(por ejemplo, con la tecnología eólica marina) suele haber un punto de
inflexión en el que la tecnología se normaliza repentinamente.
Retrasos por el
Covid 19 – la incertidumbre económica sostenida con motivo de una pandemia
larga y la ineficacia (potencial) de la vacuna podrían compensar la inversión
en energías renovables, retrasando y paralizando potencialmente las nuevas
inversiones en renovables por parte de las principales empresas de gas y
petróleo.
Ignacio Grangel,
socio responsable de la práctica de Sectores Regulados de CMS Albiñana &
Suárez de Lezo comenta: “Las empresas de hidrocarburos se están adaptando a
las necesidades derivadas de la transición energética comprometiéndose a
reducir sus emisiones de CO2, invirtiendo en energías renovables y negocios
sostenibles. El consumo de gas y petróleo se mantendrá en los niveles
actuales hasta 2030 si bien está ralentizándose su crecimiento. Los
hidrocarburos seguirán formando parte del mix energético mientras el
desarrollo tecnológico no permita mantener el nivel actual de calidad y
seguridad del suministro con fuentes de energía no emisoras”.
Elperiodicodelaenergia.com