miércoles, 8 de junio de 2016

República Dominicana tiene el 2% de iniciativas de economía colaborativa en A. Latina


El desarrollo y democratización de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) han propiciado la aparición de la economía colaborativa, caracterizada por iniciativas que aprovechan vacíos no suplidos por empresas tradicionales, aprovechan las sinergias de personas que persiguen un mismo fin y, además, tienen un impacto social significativo.
Aportan mayor eficiencia a los mercados, pues facilitan la diseminación de las informaciones, de manera que dificulta que algunos agentes se aprovechen de información privilegiada.
Los ejemplos más comunes de este tipo de emprendimiento son las páginas o aplicaciones que permiten anunciar la compra o venta de bienes muy diversos, o las aplicaciones de transporte que ponen en contacto a individuos que se dirigen hacia el mismo lugar, haciendo que el viaje sea más eficiente para ambos en término de costo y tiempo.
Un ejemplo que se repite con mucha frecuencia es la aplicación de la colaboración a la hora de alquilar, demandando y ofreciendo de forma virtual. También están los mercados de ideas (como formación, asesoría, entre otros).
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Ricardo Pérez Garrido, coach de innovación, asegura que la economía colaborativa permite obtener ingresos “donde antes no los había, gracias a bienes, conocimiento y servicios que antes era posible movilizar más allá de una economía informal y próxima”.
Pérez Garrido participó en la elaboración del informe Economía Colaborativa en América Latina del IE Business School, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y el Ministerio de Economía y Competitividad de España.
“Su potencial para movilizar empleo y riqueza utilizando recursos infrautilizados, su componente social y de comunidad, incluso, su visión de consumo más honesto y controlado, le hace encajar en una sociedad que cada vez más se preocupa por esos temas”, agrega el experto.
Se trata de iniciativas relativamente nuevas, especialmente en América Latina, cuyo pico de ascenso se ha producido desde 2010. En República Dominicana se han creado cerca del 2% de estas iniciativas que buscan aportar eficiencia al uso de los recursos mediante vías creativas.
El informe revela que Brasil, México, Argentina y Perú lideran en cuanto a número de iniciativas de Economía Colaborativa, concentrando el 69%. La gran mayoría de las iniciativas surgieron en los últimos 5 años. Por otro lado, el informe agrega que los tipos de sectores predominantes en las actividades de esta economía sugieren una realidad donde los principales compradores son empresas que buscan acceso a servicios y espacio, por un lado, y particulares buscando eficiencia en transporte y alojamiento.
“Estas plataformas de intermediación son las más sencillas de organizar, por su naturaleza ya conocida, con servicios sustitutivos claramente organizados”, agrega el informe.
Otras formas de economía colaborativa son formación académica o intercambio, bancos de trabajo y monedas alternativas. En América Latina todavía les falta madurez, especialmente de parte de los posibles usuarios que tienen que familiarizarse y habituarse.
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El 64% de las iniciativas de economía colaborativa tienen 10 o menos participantes o empleados.
El 64% de las iniciativas tienen 10 o menos participantes o empleados. Se trata de organizaciones pequeñas, cercanas al autoempleo y, gracias a que tienen ánimo de lucro, tienen impacto en los ingresos de los participantes.
Mediano y largo plazo
A la hora de hablar de retos, el informe de Economía Colaborativa destaca que estas iniciativas no tienen problema a la hora de acceder a la tecnología o a la protección legal. La barrera más grande es llegar a crear la confianza de parte de la población en estos nuevos modelos.
Según el informe, el papel de las instituciones debería ser el de dar respaldo comunicando y promoviendo los beneficios y casos de éxito.
“Cuando les hemos preguntado directamente qué demandan, su respuesta es mayoritaria: no hace falta más tecnología, ni más acceso; quizás más financiación, pero sobre todo apoyo a la difusión del tipo de modelos que se proponen”, expresa el informe.
La mayoría de los emprendedores de iniciativas colaborativas entiende que el mercado crecerá muy ligado a propuestas locales, especialmente con la entrada de iniciativas similares internacionales, puesto que despertarían mayor confianza de parte de los usuarios, al considerar que tienen un aval global.
“Las empresas que entren pronto en el mercado puedan crear barreras de entrada para otros”.

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