domingo, 14 de junio de 2020

El biometano, el gas de la discordia: de una alternativa limpia para reducir las emisiones a un potencial multiplicador


De entre los gases renovables que pueden ser una alternativa más limpia a los procedentes de combustibles fósiles, hay uno que está en el punto de mira. Se trata del biogás enriquecido en metano o biometano (CH4), que se obtiene mediante un proceso de digestión anaerobia de materiales orgánicos biodegradables que emiten metano. Hay estudios a favor y en contra sobre sus beneficios en la lucha contra el cambio climático.

El metano es aproximadamente 25 veces más poderoso que el CO2 como gas de efecto invernadero, si se libera a la atmósfera antes de que se queme. Se genera en la naturaleza como resultado de la descomposición de la materia vegetal y animal, pero también está el metano antropogénico, que se emite a partir de residuos (por ejemplo, gas de vertedero, aguas residuales municipales y residuos sólidos), agricultura (por ejemplo, ganado) e industria (por ejemplo, producción de combustibles fósiles).

Hace poco un informe del Instituto de Tecnología de Georgia (Georgia Tech), de la Universidad de Atlanta (EEUU), señalaba que el biogás que se fabrica a partir de metano residual a una escala significativa y que de otro modo se habría emitido a la atmósfera es mucho más intensivo en carbono que el CO2, y por tanto emitiría más gases efecto invernadero a la atmósfera.

Sin embargo, la patronal del gas, Sedigas, desmonta este estudio señalando que es una pieza clave por la seguridad de suministro que ofrece y las infraestructuras sólidas con las que cuenta. Una alternativa sostenible que ayuda a reducir las emisiones, promueve la economía circular y también el desarrollo y generación de empleo rural, y por lo tanto, rebate las conclusiones de ese estudio.

Según el sector gasista español, en primer lugar, por cada bcm de biometano recuperado de la biodegradación de la materia orgánica, e inyectado en la red, se evita la emisión a la atmósfera de 20 Mt de CO2eq que equivaldrían al 33% del objetivo de reducción de CO2 de los sectores difusos. Así pues, la planta de producción e inyección de biometano en operación comercial situada en Valdemingómez ha evitado 467 kt de CO2 desde su puesta en marcha.

En segundo lugar, el biometano se genera aprovechando los residuos orgánicos de lodos de depuradora, residuos municipales orgánicos, industria agroalimentaria, así como residuos agrícolas y ganaderos, desmontando así la idea de que su generación a escala incrementaría la producción de residuos. «No existe ningún estudio o investigación que demuestre o sugiera el efecto llamada que apunta la Georgia Tech», dice el comunicado, «tampoco en ninguno de los países a nivel mundial donde la producción de gases renovables sea destacada, se apunta a un incremento en la generación de residuos orgánicos en sectores primarios por esta razón. Es más, en algunas técnicas de cultivo se ha demostrado que se mejora el rendimiento de los terrenos destinados a cultivos alimentarios usando el mismo suelo para cultivos energéticos con periodos de cosecha distintos, es por ello que se desaconseja utilizar suelo destinados única y exclusivamente al gas renovable».

Además, recuerda que en España se apuesta por este tipo de tecnologías que vienen recogidas tanto en el PNIEC, como en el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Además, ambas se encuentran totalmente alineadas con la agenda europea que marca un papel importante para el gas renovable, recogida en el Pacto Verde.

También el Plan de Economía Circular de la CE tiene, entre sus objetivos, que los Estados miembros recuperen las materias primas que puedan ser aprovechadas de los residuos, para fomentar la economía circular. Asimismo, la iniciativa europea Farm to Fork resalta la importancia de que los agricultores deben aprovechar cualquier oportunidad para reducir las emisiones de metano de su ganado “desarrollando la producción de energía renovable e invirtiendo en digestores anaeróbicos para la producción de biogás a partir de desechos y residuos agrícolas, como el estiércol”.

Y por último, destaca que el gas renovable va en total consonancia con la reciente aprobación de la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC) ya que puede contribuir de manera sustancial al tratamiento biológico de biorresudios, uno de los puntos más relevantes de dicha estrategia.

 

La guerra de los informes

El estudio presentado por Georgia Tech no es el único que se muestra cauteloso con el biometano. En noviembre de 2019, ‘Barriers to the wider implementation of biogas as a source of energy: A state-of-the-art review‘ de KTH Royal Institute of Technology de Estocolmo (Suecia), publicado en la revista ScienceDirect, advertía que los beneficios de capturar y usar CH4 biogénico dependen en gran medida de dónde proviene el biogás y la infraestructura utilizada para procesarlo y entregarlo.

Así también se refleja en el estudio ‘Environmental impact of biogas: A short review of current knowledge’ de Italian National Research Council publicado en Research Gate. Señala que el deslizamiento de metano en el gas residual puede reducir significativamente los beneficios ambientales.

Incluso,  Xabier Flotats, doctor ingeniero industrial y profesor emérito de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña, dejó abierta la puerta a que fuera posible ese aumento de las emisiones, durante el webinar organizado por la Fundación Naturgy, ‘Los gases renovables. Un vector energético emergente’, en el que es coautor de un estudio del mismo nombre. Pese a que defendía las tecnologías de digestión anaerobia y gasificación como una pieza clave para la implantación de la economía circular y una alternativa para reducir las emisiones GEI, reconocía que «si ponemos como ejemplo una balsa de purines, que está a cielo abierto, hasta que no se inicia la transformación en biogás, esos residuos están emitiendo metano a la atmósfera, y podría entenderse hasta cierto punto lo que dice el informe de Georgia Tech».

De hecho, en su libro (pág. 185) se explica que «las balsas de purines a cielo abierto emiten metano (CH4), y cada m3 emitido, con una densidad de 0,717 kg CH4/Nm3, tiene un efecto invernadero equivalente a 17,93 kg CO2eq/Nm3 CH4. Si este metano es capturado y quemado en una antorcha, se emite CO2 con un efecto invernadero neutro, ya que el origen del carbono es la biomasa vegetal utilizada para la alimentación del ganado, fijado recientemente mediante fotosíntesis. Si en lugar de quemar en antorcha, el metano capturado de la balsa, se utiliza para sustituir un uso de gas natural como combustible, el ahorro de este uso correspondería al CO2 emitido durante la combustión del metano».

Además, dice que «conforme se pueda producir más gas que sólo el evitado, el cociente entre el ahorro total de emisiones y la energía producida y aprovechada disminuirá, aunque aumentará el valor del ahorro en términos absolutos. Éste sería, pues, un valor de ahorro máximo posible por unidad de energía producida, ya que además debe tenerse en cuenta la energía invertida para la captura y transformación del metano, o si el estiércol ha de ser transportado, o si el cambio en el sistema de manejo de la materia prima favorecerá la emisión de amoníaco de los purines y, por tanto, la emisión indirecta de N2O, y otras circunstancias».

 

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