En mayo pasado, la nueva central de energía geotérmica de Cerro Pabellón,
perteneciente a la multinacional Enel Green Power y la Empresa Nacional de
Energía (Enap), inyectó su primer kilowatt al Sistema Interconectado del Norte
Grande (SING), desde Pampa Apacheta, Región de Antofagasta. La instalación, con
una potencia de 24 MW (la mitad de su potencia total), es la primera de su tipo
en Sudamérica, en un país cuyo potencial geotérmico es “ilimitado”, según
destaca Diego Morata, investigador del Centro de Excelencia en Geotermia de Los
Andes (Cega), y confirma así el poderío como para que uno lo pueda ver: “desde
el pueblo más al norte hasta el extremo sur de Magallanes”.
La energía geotérmica está clasificada como una de las
llamadas “energías renovables no convencionales” (ERNC), sigla que también
agrupa a la energía solar, eólica, mareomotriz y pequeñas centrales
hidráulicas. Todas contaminan menos que las fuentes convencionales, como el
carbón o el diésel, por lo que son primordiales en el plan para disminuir la
emisión de CO2, pese a su mayor costo, aunque cada vez más competitivas. Tanto,
que en tres años se ha más que duplicado su presencia y desarrollo en Chile.
Cerro Pabellón es una planta construida a 4.500 metros sobre
el nivel del mar, capaz de producir cerca de 340 GW/h al año, es decir, una
cifra equivalente a las necesidades de consumo de unos 165 mil hogares chilenos.
Y se calcula que esta producción limpia de energía permitirá el ahorro de más
de 166 mil toneladas de gases contaminantes al medio ambiente.
Cerro Pabellón es una planta construida a 4.500 metros sobre
el nivel del mar, capaz de producir cerca de 340 GW/h al año, es decir, una
cifra equivalente a las necesidades de consumo de unos 165 mil hogares
chilenos.
“Cuando partió el gobierno de la presidenta Bachelet, en
marzo de 2014, solo contábamos con 7% de energías renovables no convencionales
en la matriz, y hoy, a marzo de 2017, hemos duplicado la cifra alcanzado el 17%
(incluyendo centrales de prueba)”, detalla Andrés Rebolledo, ministro de
Energía. La baja del precio de la tecnología e iniciativas del gobierno (como
la Agenda de Energía) han contribuido al alza. Según Enel Distribución Chile
(ex Chilectra), desde 2009 los paneles solares han disminuido su costo en 90%,
mientras que en las instalaciones eólicas la baja llega a 50%.
Esta planta geotérmica es la primera de su tipo en
Sudamérica, para la que está proyectada una ampliación que permitiría aumentar
la potencia generadora de energía eléctrica de la central, mediante la puesta
en marcha de una nueva planta de generación. Esta aportaría una potencia neta
de 50 MW (25 MW cada unidad).
Pero a pesar de la buena nueva que representa el ingreso de
la geotermia a la matriz energética, de todas las variables de ERNC, la energía
solar es la más consolidada en Chile. Según la Comisión Nacional de Energía
(CNE), a febrero 2017 el 76% de los proyectos de generación en construcción son
solares fotovoltaicos. Y ya son el 5% de la capacidad instalada en el Sistema
Interconectado Central (SIC)
“Las renovables han demostrado ser no solo técnica y
económicamente viables, sino además competitivas, y pueden convivir
armónicamente con los entornos en donde están instaladas”, dicen en Enel Green
Power, cuya producción en Chile es 100% renovable no convencional, ayudando a
que el 55% de la capacidad instalada de la firma venga de una fuente renovable,
la mayor parte hidroeléctrica.
Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de
Energías Renovables (Acera), dice que solo en los últimos cinco años han visto
un desarrollo masivo del sector debido, en parte, a la apertura normativa que
ha permitido “emparejar la cancha” para que las ERNC puedan competir con las
tecnologías convencionales; pero también a la significativa baja de los costos
de inversión de estas tecnologías, y a la calidad y cantidad de recursos para
las ERNC que tiene el país.
Si algo tuviera que lamentar el país, es que a pesar del
incremento en su uso y de los planes y programas que impulsan su uso, aún
permanecen algunas barreras para un crecimiento masivo como la falta de
capacidad del sistema de transmisión y la inflexibilidad de las centrales
convencionales para adaptarse al régimen de operación que requieren las ERNC
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