La decisión de Hess de dejar sus negocios de refinamiento de petróleo y de estaciones de gasolina para convertirse en un productor puro de petróleo y gas se ve muy inoportuna.
La compañía neoyorquina reportó su cuarto trimestre de baja de ingresos y pérdidas, mientras el colapso de los precios del crudo afectó las ventas, obligando a la empresa a aceptar un cargo de US$1.35 mil millones en sus activos.
Las pérdidas de la compañía se ampliaron hasta US$1.8 mil millones en los últimos tres meses del año, desde US$8 millones el año pasado, después que los ingresos bajaran un 45% hasta US$1.38 mil millones.
Las pérdidas del trimestre de Hess llegaron a US$3 mil millones, comparados con beneficios de US$2.37 mil millones en el 2014. Es la primera vez en 13 años que la compañía reporta pérdidas.
Mientras las compañías de energía han sido golpeadas con la caída de un 72% en los precios del petróleo desde junio del 2014, algunos han podido ampararse en sus negocios de refinamiento para ayudar parte de los problemas.
Este no es el caso de Hess. Bajo presión del principal accionista Elliot Management, la compañía anunció planes de dejar sus negocios de refinamiento en el 2013 para concentrase en trabajos más rentables de explorar y extraer petróleo y gas.
Esto siguió a un año con la venta de la icónica estación de gas Marathon Petroleum, por US$2.87 mil millones.
Hess posteriormente ha usado los beneficios para concentrase en la producción de petróleo en Bakken. La compañía compró 34 pozos en producción en el cuarto trimestre, llevando su total hasta 219.
La deuda neta sumó US$6.6 mil millones a finales del 2015, comparado con el valor de mercado de la empresa de US$9.8 mil millones.
Las acciones en Hess, que han perdido un 50 por ciento en los últimos 12 meses, cayeron 1.3% al darse a conocer la información.
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Diario Libre