Bloomberg.- Venezuela necesita, quizá más que ningún otro país de la OPEP, la extensión de un convenio de producción petrolera que este año reactivó los precios en baja del crudo. Pero su viejo rival, Estados Unidos, puede impedir que se llegue a un acuerdo más prolongado.
El mayor exportador petrolero de Sudamérica fue muy castigado por una saturación global que dejó a su economía cargando con el peso de demasiada deuda y una inflación galopante.
Cuando los países de la OPEP y otros productores acordaron en noviembre reducir la producción durante seis meses, Venezuela cobró como mínimo US$210 millones más por los envíos en enero.
Los precios subieron 20 por ciento desde que se anunciaron las restricciones y el presidente Nicolás Maduro dijo la semana pasada que este año el petróleo subirá hasta US$70 el barril.
Si bien la necesidad de dinero aumentará la presión para que Venezuela intente prolongar las reducciones más allá de junio.
En Estados Unidos -el mayor consumidor mundial- la producción está repuntando y es la primera vez que sus exportaciones semanales crecen por encima de 1 millón de barriles diarios. Ese resurgimiento puede llevar a Arabia Saudita, el miembro más influyente de la OPEP, a reanudar la extracción a voluntad después de mediados de año.
El Dia