Daba la sensación de que la crisis petrolera de EEUU era
solo un problema del mercado norteamericano. Pero cuando las barbas de tu
vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Un día después de la histórica
catástrofe del mercado de petróleo estadounidense, el pánico se ha extendido
por medio planeta, allí donde se cotiza cualquier producto derivado del
petróleo. Muy pocos se salvan de la quema. Los más afectados, los más
conectados a EEUU, Canadá y México, pero las caídas de los precios han afectado
a todos los grandes mercados, incluido el europeo del Brent.
El efecto contagio no se ha hecho esperar. El precio del
barril West Texas Intermediate (WTI) de mayo, que vencía este martes, cerró en
9 dólares, después de hundirse el lunes por primera vez en la historia en cotas
negativas de hasta -40 dólares, mientras el WTI y el Brent de entrega en junio,
ambos valores de referencia, perdieron un 43% y 25 %, respectivamente. El Brent
bajó a niveles de 2001.
En CME, una de las mayores plataformas de trading, se
llevaron a cabo más de 2 millones de operaciones de venta del West Texas
referenciado a junio. Récord de la franquicia.
Hoy la caída se acentúa en el crudo de referencia en Europa.
El precio del barril de petróleo Brent para entrega en junio se desploma este
miércoles un 15,26 % en el mercado de futuros de Londres, hasta situarse en
16,38 dólares, mínimos desde 1999. Para que se hagan una idea, son 21 años.
Pero ese efecto contagio arrasó medio mundo. México alcanzó
también los precios negativos, al igual que Canadá. Ahora parece que los
mexicano han conseguido dar la vuelta pero el precio de su crudo sigue siendo
excesivamente barato como para sacarle rédito.
La canasta de la OPEC también a la baja se sitúa ya en 14
dólares, con una caída en la sesión de ayer de más del 20%. En Arabia Saudí ha
caído un 12,5%, pero donde más lo hizo fue en Argelia e Irán con caídas de más
del 30%.
En Rusia, sus productos también han caído, al igual que en
Malasia o China. Solo algunos productos petrolíferos de Angola y Nigeria se
salvan con leves subidas de sus precios, aunque sus principales canastas de
petróleo también fueron a la baja.
Crisis de almacenamiento
El mundo del petróleo vive días que solo pueden describirse
como una locura: la capacidad de almacenar crudo puede acabarse en pocas
semanas, los fondos cotizados vinculados a la materia prima están en caída
libre, los productores de los pozos menos productivos en Norteamérica se
desangran y ahora tener petroleros, convertidos en «almacenes flotantes», es
uno de los negocios más rentables en esta época de caídas generalizadas.
«La foto es bastante pesimista hasta junio, por lo que
consideramos que los precios del WTI van a seguir bajando en junio y julio»,
aseguró hoy Lefteris Karagiannopoulos, analista de la consultora energética
Rystad Energy, que estima que queda espacio en los depósitos repartidos por el
mundo para 400 millones de barriles, con lo que en «unas pocas semanas» no
habrá dónde guardar tanto crudo.
Los depósitos de Cushing, un pueblo de Oklahoma que aparece
en los mapas solo porque es la principal reserva de los futuros de crudo que se
comercializan en Nueva York y Chicago, han pasado en un mes de estar al 50 % de
capacidad a rozar el 80 %, técnicamente a punto de quedarse sin sitio para
seguir operando.
Asimismo, la holandesa Royal Vopak, el mayor almacén mundial
de petróleo, anunció hoy que su capacidad «está casi completamente agotada» en
todo el mundo.
Los inversores prefieren pagar mucho más por el petróleo en
el futuro que ahora, por lo que el almacenaje se ha convertido en el servicio
más demandado en el sector y la industria, especialmente los productores con
explotaciones más costosas, que se enfrentan a un «seísmo» sin precedentes si
los precios siguen la senda bajista hasta el verano, según Rystad Energy.
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