La posibilidad de que Arabia Saudí recorte la producción de
crudo puede suponer un balón de oxígeno para algunas industrias petroleras,
cuya rentabilidad peligra con el barril a menos de 20-25 dólares, como la
extracción de petróleo esquisto en Estados Unidos o la exploración de las
arenas bituminosas de Canadá.
Los países miembros de la OPEP abordarán este lunes cómo
estabilizar el mercado del petróleo en plena pandemia del coronavirus, que ha
frenado la demanda por las restricciones a la movilidad impuestas para tratar
de controlar la expansión de la pandemia de Covid-19.
La perspectiva de un recorte de producción hizo rebotar el
precio del petróleo: el Texas cerró la semana en 28.34 dólares el barril, tras
haber caído por debajo de los 20 dólares en los días previos.
La primera víctima
La guerra de precios, sumado a la falta de demanda por las
restricciones a la movilidad impuestas para frenar la pandemia de la Covid-19,
se ha cobrado ya su primera víctima, la empresa petrolera Whiting Petroleum que
se declaró en bancarrota tras quedarse sin liquidez.
"Esta firma es la primera entre muchas de las probables
víctimas que se cobrará la guerra del petróleo, dado que un precio del barril
por debajo de los 30 dólares está muy lejos del nivel del breakeven (punto de
equilibrio) para muchos de los productores", explica el analista de
mercado de eToro Adam Vettese.
Whiting Petroleum, que producía 123,000 barriles diarios en
el cuatro trimestre de 2019 y cuyas acciones se habían depreciado el 90 % en
los últimos meses, es la primera empresa estadounidense de esquisto que se ve
obligada a cesar su actividad, pero, según los analistas, también podría ser la
primera de otras muchas.
"El esquisto de Estados Unidos es económicamente
inviable. Algunas áreas y plantas volverán cuando los precios suban",
opinó en declaraciones a la CNBC el analista jefe de Standard & Poors
Global Platts, Chris Midgley.
Se estima que en Estados Unidos, donde los costes de
producción son más elevados que en otras partes del mundo, las empresas
energéticas necesitan que el precio del barril se sitúe en torno a los 20 o 25
dólares para que la producción resulte rentable.
Si los precios caen por debajo de 15 dólares el barril,
"sin duda veremos algunos operadores rendirse y suspender la producción de
sus pozos menos productivos", indica a Efe el analista sénior de Rystad
Energy Alexandre Ramos-Peon.
Sin embargo, dado que más del 50 % de la producción proviene
de pozos "muy recientes y de alto rendimiento", se necesitarán
precios todavía más bajos, en torno a 10 dólares el barril o menos, para
obligar a la suspensión de esos pozos, añade.
Otra amenazada
La abrupta caída de los precios también amenaza la
existencia de la industria petrolífera de Canadá, el séptimo país productor de
petróleo del mundo con casi 3.6 millones de barriles diarios en 2019 e incapaz
de cubrir incluso costes a los actuales precios del crudo.
"En condiciones normales, el precio del Texas tiene que
estar entre 40 y 45 dólares" para que la extracción de petróleo sea
rentable en Canadá, explica a Efe Allan Fogwill, presidente y consejero
delegado del Instituto Canadiense de Investigación en Energía, una institución
independiente con sede en Calgary que estudia el sector.
Esa cifra asume un determinado valor del dólar canadiense en
comparación con el de EE.UU. y cierto descuento sobre el precio del Texas, por
lo que si el barril "está por debajo de 40 dólares, hay muy pocas
oportunidades para invertir y lograr un retorno razonable en la
inversión", añade.
"En la situación en la que nos encontramos ahora, te
enfrentas a un mercado en el que no se puede ni siquiera cubrir el coste de
producción a corto plazo", concluye.
Un problema adicional para el sector petrolífero canadiense
son las particularidades de su producción.
Los principales yacimientos de crudo están en las provincias
de Alberta y Saskatchewan, en el centro-oeste del país. En esos yacimientos, el
crudo se localiza en las llamadas arenas bituminosas.
Para extraer el petróleo, los productores procesan grandes
cantidades de arena impregnada con crudo inyectando vapor (calor y agua) para
licuar el bitumen de la mina.
Además, la totalidad de la exportación de petróleo de Canadá
se dirige a un solo mercado: Estados Unidos.
Pérdidas en Venezuela
Otro país amenazado por los bajos precios es Venezuela,
donde el barril ha caído a niveles de 1999 (17 dólares de promedio) cuando el
costo promedio de producción de la cesta venezolana supera los 18 dólares por
barril, dijo a Efe el analista Rafael Quiroz.
En el caso de los crudos extrapesados venezolanos de la Faja
Petrolífera del Orinoco, el mayor reservorio mundial de petróleo, los costos de
producción se elevan, en algunos casos, hasta los 34 dólares.
"En conclusión: Venezuela está produciendo a
pérdida", añadió el analista.
La mezcla mexicana del petróleo ha alcanzado su nivel más
bajo en lo que llevamos de siglo al depreciarse un 81,07 % en el primer
trimestre del año y caer hasta los 10,76 dólares.
Aun así, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene
su plan invertir un total de 8.000 millones de dólares para la nueva refinería
Dos Bocas, que pretende concluir en 2022 en el sureste del país.
Brasil
Brasil cuenta con un salvavidas para hacer frente a la
crisis del petróleo: la apuesta de la petrolera estatal brasileña Petrobras por
las enormes reservas petrolíferas del presal, de la que extrae crudo a precios
muy bajos en aguas profundas del Atlántico.
El costo promedio de extracción de crudo en el presal es de
poco menos de 6 dólares por barril, incluyendo los costos de inversión y de
operación, según el último plan quinquenal de la empresa.
El presal es un horizonte de explotación ubicado en aguas muy
profundas del océano Atlántico frente a los estados de Río de Janeiro y Sao
Paulo y por debajo de una capa de sal de dos kilómetros de espesor, cuyas
reservas pueden convertir a Brasil en uno de los mayores exportadores mundiales
de crudo.
Incluyendo impuestos y demás costos, su punto de equilibrio
de producción (breakeven) o precio mínimo que le garantiza la viabilidad
económica, es de 16 dólares por barril en el presal y de 20 dólares en sus
operaciones en general (incluyendo pozos en tierra y en campos marinos de aguas
poco profundas).
"Sin ninguna duda el presal representa una ventaja
competitiva para Petrobras sobre las demás empresas del sector en este
momento", explicó a Efe el presidente de la consultora especializada en el
sector Gas Energy, Rivaldo Moreira Neto.
Rusia
Para Rusia, la cuestión ahora no es tanto hasta qué nivel
van a bajar los precios, sino cuánto tiempo van a permanecer bajos, según el
experto de la Universidad de Finanzas adjunta al Gobierno ruso y analista del
Fondo de Seguridad Energética Nacional Ígor Ushkov.
En su opinión, si la bajada de precios es por un periodo
breve (de unos meses), las compañías rusas tampoco tendrán pérdidas
catastróficas, porque junto con la caída del precio disminuye también el
impuesto de extracción de recursos naturales y los aranceles de exportación.
El escenario más posible, añade, es que los precios sigan
bajos durante el segundo trimestre de 2020.
Durante ese período se desarrollarán dos procesos: China
aumentará el consumo de los derivados del petróleo, recuperándose del
coronavirus, mientras Europa bajará la demanda por las cuarentenas, pero para
junio, posiblemente, la crisis del coronavirus quedará superada y el consumo de
petróleo de Europa también irá al alza.
Por otro lado, la oferta en el mercado de petróleo se irá
disminuyendo, ya que abandonarán el mercado (o recortarán la producción) los
proyectos más caros, como los proyectos de extracción de petróleo de esquisto
de EE.UU. y de la exploración de las arenas bituminosas de Canadá.
Según el director general de Gazprom Neft, Alexandr Diukov,
el coste de la extracción de petróleo (production o lifting costs) en Rusia
oscila entre 3 y 5 dólares por barril, cifras que no incluyen transporte y
otros gastos, incluido el componente tributario.
"El nivel crítico para los yacimientos actualmente en
explotación es por debajo de los 15 dólares por barril", señaló Andréi
Polischuk, analista de Raiffeisenbank, citado por la agencia oficial rusa TASS,
y que advierte de que la explotación de nuevos recursos en el extremo oriente
del país o en la región ártica eleva hasta entre 20 y 50 dólares el coste de
extracción del barril de crudo.
Listin Diario