martes, 28 de abril de 2020

Punta Catalina: el largo y tormentoso camino de una costosa obra


Su construcción se inició el 15 de diciembre de 2013, luego de que el presidente Danilo Medina diera el primer picazo, con la promesa de que tres años y ocho meses después las dos plantas de la central termoeléctrica Punta Catalina comenzarían a generar 752 megavatios y entrarían en operación comercial entre agosto y octubre de 2017.

 

Tras una licitación ganada por el consorcio Odebrecht-Tecnimont-Estrella el 15 de noviembre de 2013, la cual estaría varios años después envuelta en un escándalo de sobornos, la central eléctrica estatal comenzó a levantarse en la provincia Peravia, con la garantía de que permitiría ahorros al Gobierno por US$500 millones al año.

 

El Gobierno comenzó la construcción de la obra bajo ataques de corrupción en el proceso de licitación, procedimientos judiciales por parte de una de las empresas que participó del concurso y de acusaciones de que la misma provocaría más contaminación por el tipo de combustible que usaría para la generación: el carbón.

 

El valor contractual de Punta Catalina, la cual representa la iluminación de 2.9 millones de hogares, según la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), inició en US$1,945 millones, pero terminó en US$2,340.5 millones, recursos que fueron fluyendo a través de diversos préstamos.

 

La operación Lava Jato

 

En 2016 el vicepresidente de la CDEEE, Rubén Jiménez Bichara, admitía retrasos en la obra, producto de “situaciones internas” que tenía Odebrecht en Brasil, su país de origen, donde estaba bajo el centro de una investigación por sobornos y corrupción que meses más tarde involucraría a República Dominicana.

 

Semanas después, en octubre del mismo año, el Gobierno anunciaba que pondría a la venta acciones en la termoeléctrica, interés que aún mantiene el Ejecutivo, aunque el ministro de Hacienda, Donald Guerrero, reconoció que le tocará al próximo gobierno.

 

El 2017 entraba con más informaciones de la “operación Lava Jato”, que se realizaba en Brasil a Odebrecht, y que comenzaba a afectar a la constructora y sus obras en varios países de América Latina, incluyendo República Dominicana.

 

El presidente Medina creó una comisión a inicios de enero para que investigara todo lo relacionado a la construcción de la obra, misma que se incluiría en la acusación inicial del Ministerio Público dominicano, pero que fuera sacada del expediente días después.

 

Todo el 2017 la obra estuvo en el centro del escándalo judicial y mediático y de solicitudes de la oposición para que se investigara al presidente Medina.

 

Para mediados de ese año también el vicepresidente de la CDEEE comunicaba que para diciembre de 2018 ambas plantas estarían inyectando energía al Sistema Nacional Eléctrico Interconectado (SENI), sin embargo, no ocurrió así.

 

“El Gobierno dominicano ha invertido más de US$1,600 millones y no piensa pagar más de lo establecido en el contrato (por la obra)”, sentenció Bichara en agosto de 2017, luego de que Odebrecht reclamara más dinero para concluir las plantas.

 

Tanto el Estado dominicano como la empresa estuvieron envueltas en un proceso de arbitraje, que terminó en una negociación entre las partes, donde el 17 de marzo del 2020 el Gobierno pagó la suma de US$395.5 millones al consorcio, como pago adicional por la construcción de Punta Catalina.

 

Encendido de la primera unidad

 

Luego de un proceso de licitación para la compra del carbón que se utilizaría para iniciar las pruebas de la planta uno, finalmente, en octubre de 2018, el presidente Medina realizó el encendido.

 

Nueva vez, en noviembre de 2018, se anunciaba otra fecha para la entrada al SENI de la central: “para el primer trimestre (de 2019) estará operando la primera unidad y para el primer semestre estarán las dos, aportando 686 megavatios netos”, declaraba en ese momento Jiménez Bichara.

 

Fue el 27 de febrero del año pasado cuando Punta Catalina inyectó los primeros 36.5 megavatios al SENI, logrando el 9 de abril del mismo año superar los 300 megavatios de generación.

 

Pero días después, el 17 de abril, la planta volvía a la palestra por una información negativa: los empleados pararon la construcción, tomaron la sala de control, apagaron la unidad uno y cerraron los accesos a la obra, en demanda del pago de bonificaciones.

 

El 11 de octubre de 2019, luego de más de dos años de retraso, el mandatario ponía en prueba la unidad dos de la central termoeléctrica.

 

Finalmente, el pasado viernes la CDEEE recibió de parte del consorcio Odebrecht-Tecnimont-Estrella la unidad dos de Punta Catalina. Ambas unidades continúan en fase de prueba y su entrada comercial al sistema aún está por determinarse.

 

La suspensión de las inauguraciones

 

La central termoeléctrica Punta Catalina parecería estar destinada a iniciar sus operaciones comerciales sin la debida fanfarria acostumbrada que se estila para poner en funcionamiento este tipo de obras.

 

La inauguración de la obra más costosa hecha por la actual gestión presidencial ha sido suspendida en dos ocasiones. La primera, que estaba supuesta para celebrarse el 20 de febrero, debió ser pospuesta para cumplir con los mandatos de la Ley Electoral, que prohíbe las inauguraciones durante las campañas.

 

En tanto, la segunda inauguración, que estaba programada para el martes 17 de marzo, tuvo que suspenderse como parte de las medidas preventivas para evitar la propagación del coronavirus.

 

Diario Libre