miércoles, 12 de febrero de 2020

Los combustibles fósiles alcanzarán su punto máximo de demanda en 2030 frente al auge de las renovables


La demanda de combustibles fósiles podría alcanzar su punto máximo en 2030 a raíz de una transición «más agresiva» hacia un futuro más ‘verde’ con energías renovables, puesto que el crecimiento de la demanda de gas natural no compensa la menor demanda de petróleo y carbón.
Según un informe de Bain & Company, en el que se analiza el panorama energético ante este cambio de tendencia e identifica seis estrategias «clave» para ayudas a los directivos a afrontarlo, este año se incorporarán cinco nuevas disrupciones en el mercado.
En concreto, se trata de la reducción del consumo de plásticos, el aumento del reciclaje de los materiales no plásticos, la caída de la intensidad energética como consecuencia de una mayor eficiencia, la disminución de los costes por unidad de energía a raíz de la digitalización de los procesos y el abandono cada vez mayor de los combustibles fósiles favorecido por la regulación de los países en materia de sostenibilidad.
Ante este escenario, Bain & Company recomienda a los directivos de las empresas integrar el análisis de escenarios, elaborar un sistema de seguimiento en el proceso de planificación estratégica, evaluar el modelo de participación para identificar dónde es mejor competir y redefinir el modelo de negocio para establecer la mejor manera de competir.
Asimismo, aconseja aprovechar la tecnología digital para reposicionar la capacidad para competir; pensar globalmente, pero actuar localmente; construir nuevas competencias para una nueva era y la adopción métricas de rendimiento financiero más flexibles.
El autor principal del informe y socio de Bain & Company, Jorge Leis, asegura que, en el área de Petróleo y Gas, los ejecutivos de la industria que comienzan a formularse las preguntas estratégicas ahora «asegurarán su supervivencia» en la próxima era de lo que se denomina la ‘hipercompetitividad’.
«El panorama energético está experimentando un cambio estructural que se asentará en la década de 2020 pero probablemente conducirá al cambio más rápido en la década de 2030 a medida que aumente la adopción de los sustitutos de los combustibles», añade Leis.
El Periódico de la Energía