lunes, 17 de febrero de 2020

Presa Pinalito: su futuro y capacidad para producir electricidad dependen del rescate ambiental del Río Tireo



Los constanceros esperaban que entre sus bondades, la Presa Pinalito regalara a las montañas un gran lago de agua color azul. Se imaginaban que todos los habitantes de la zona, y sobre todo los turistas, podrían venir para disfrutar del paisaje, navegar en botes y, por supuesto, pescar por distracción y hasta con fines comerciales.

Pero, aunque desde 2009 la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (Egehid) coloca energía en línea con agua captada en Pinalito y otros afluentes de más abajo, ya pocos constanceros esperan el milagro del gran estanque azul.

Hasta el final del año pasado, Félix Suriel, quien trabajó en la presa construida por la firma brasileña Odebrecht, acudía varias veces a la semana –excepto en los meses vedados a la pesca debido a la temporada de desove– a distraerse de su trajín de camionero mientras trataba de atraer los peces al anzuelo. Lanzaba su sedal sin grandes éxitos a un embalse que siempre se mostró sediento, como un pozo costoso condenado a almacenar un agua verdosa y contaminada.

Johnny Tactuk, director municipal de Turismo en Constanza desde hace varios años, plantea que durante su planificación y construcción se pensó que la Presa Pinalito se podía utilizar como un atractivo para visitantes nacionales e internacionales. “Incluso se tiraron (en el embalse) algunas especies de peces y dieron resultados”.

Pero más que en un criadero de peces, el estanque sirve de tumba al agonizante y escaso caudal del Río Tireo. Solo en tiempos de lluvias se despabila y aumenta la cantidad de sedimentos y desperdicios que arrastra, los cuales incluyen miles y miles de potes y fundas de plástico utilizados por las agroquímicas para envasar venenos, pesticidas y fungicidas.

La contaminación y la deforestación de las montañas matan al río y anuncian el fin de la utilidad de la costosa presa. Al inaugurarla, en agosto de 2009, el entonces presidente Leonel Fernández anunció que costó US$300 millones, financiados por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), de Brasil.

El agua del Presa Pinalito permanece de un color verde oscuro.

La Egehid afirma que el proyecto costó US$320.4 millones, de los que US$20.2 millones se destinaron a la presa (compuertas, pórtico grúa de la obra de toma, caseta de operación, caseta y planta de emergencia). El proyecto incluye un túnel de 11 kilómetros que conduce el agua a la central ubicada en Blanco, Monseñor Nouel, así como otras cuatro presas secundarias con sus estructuras de toma y obras de decantación para captaciones ubicadas en Río Blanco y los arroyos Sonador, Caña Amarga y Arroyón.

Pero para la Procuraduría General de la República costó US$361,222,243.49, según la acusación que formuló contra los implicados en el caso de corrupción abierto a raíz de que la firma Odebrecht confesara el pago de sobornos para lograr la adjudicación obras.

El proyecto, ejecutado en los dos períodos de gobierno de Fernández (2004-2012), fue contratado por César Sánchez desde la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) durante la gestión de Hipólito Mejía (2000-2004), por US$229.5 millones menos del monto que aporta la Procuraduría.

El libro “Presas y centrales hidroeléctrica en República Dominicana”, publicado por la propia CDEEE, la Egehid y el Indrhi (Amigo del Hogar, 2004), bajo la firma de Ramón Isidro Rodríguez Taveras, experto en construcción de presas y recursos hidráulicos, plantea que el costo del proyecto de la Presa Pinalito sería “US$131,721,080” e incluía: obras civiles, electromecánicas, suministro e instalación de equipos, subestación, línea de transmisión, ingeniería, supervisión, gastos financieros, repuestos y obras de mitigación.

Consultado sobre la actual operación de Pinalito, Rodríguez Taveras, quien acumula experiencia en la construcción de presas, asegura que “se trató de un proyecto muy mal enfocado”. “La hidroeléctrica que colocaron de 50 megas pudo ser de la tercera parte de esa capacidad, pero la sobredimensionaron; porque no hay agua para abastecerla, ya que la poca agua que se consigue en el trayecto no alcanza para el caudal que se necesita para producir energía a esa capacidad”.

Plantea que la cuenca de Tireo podría aportar a la presa 1.74 metros cúbicos por segundo, “pero no creo que haya el agua suficiente porque se consume en el camino”, dice. La presa necesita 3.72 metros cúbicos por segundo (m3/s) y, en los momentos en que está en operación, requiere del agua de dos arroyos de la provincia Monseñor Nouel que se suman al túnel, dice.

Rodríguez Taveras afirma, en el libro “El agua: recurso que necesita urgente atención” (Editora de Revista, noviembre 2013), que República Dominicana debe parar de ejecutar proyectos sin tomar en cuenta el espacio ambiental donde los desarrolla. En este contexto, plantea que Pinalito, aunque con la mayor caída del país, tiene “problemas importantes por resolver”.

“El caudal total medio a turbinar de 3.72 m3/s no será posible conseguirlo en las condiciones actuales, debido a que el caudal de Tireo (1.74 m3/s) supuesto a extraerse del embalse de la presa es consumido en la explotación de 25,000 tareas de vegetales en la parte de la cuenca del río Tireo aguas arriba a la presa de Pinalito, con la tendencia de que se aumente el área cultivada”.

Plantea que las tierras de los valles Tireo y Constanza, por su calidad y clima carecen de competencia para la producción de hortalizas y otros cultivos que garantizan ingresos por encima de los RD$20,000 por tarea al año, con un mercado nacional e internacional cada vez más atractivo.

“En tiempo de crisis de agua lo que llega al embalse es el agua de retorno, reducida en más de un 50%, después de haber sido usada en el riego agrícola”.

Advierte que no existe garantía de que los aportes de la parte alta del río Blanco y sus afluente Caña Amarga y Arroyón, con sus pequeños caudales sin regulación de 1 m3/s permanezcan estable en un futuro próximo, debido a la fragilidad de sus cuentas impactadas por la deforestación.

El entorno de la Presa Pinalito está erosionado.

Rodríguez Taveras advierte que los sedimentos que arrastra el Río Tireo tienen además un impacto negativo en los embalses de río Blanco y Hatillo.

El ingeniero civil Fabio Herrera Miniño se queja, en su artículo “Engaño con electricidad de Pinalito” (Hoy, octubre 2019), de que la presa, “no ha llenado las expectativas de producción de energía como se vendió para hacerla factible”. Deplora que todavía no se logra generar, con las dos turbinas, 50 mil kilos de energía eléctrica en base a un caudal regulado de 3.5 m3/s. “Si hubiese agua suficiente sería un proyecto muy atractivo y económico”, dice.

Uno de los expertos en energía eléctrica que participó en la planificación del proyecto desde la Egehid, reaccionó al artículo de Herrera Miniño y se quejó de que Pinalito “no está siendo operada como fue diseñada” para operar a máxima capacidad, con una producción de 50 MW, durante cuatro horas al día y utilizando las otras 20 para recibir y acumular agua en el embalse.

Sostiene que el criterio del diseño era maximizar la potencia en las horas picos de demanda de energía, siguiendo el mismo concepto que las centrales de Río Blanco, Jigüey, Valdesia o Tavera. También, que “el ingreso anual promedio en Pinalito está en alrededor de los 15 millones de dólares” y atribuye su falta de rentabilidad al hecho de que “sus costos de construcción se multiplicaron, y la energía no, pues el río (Tireo) no pare agua”.

Un valle que muere de sed

Para el geólogo Osiris de León, quien participó en los estudios de factibilidad de Pinalito, el problema básico de la obra se relaciona con la falta de lluvias. “Es una presa para operar en cuenca alta, bajo condiciones de un régimen pluviométrico histórico medido a 30 años. Sin embargo, en los últimos ocho años ha tenido largos períodos de sequía”.

“La pluviometría promedio en República Dominicana –agrega– es del orden de los 1,500 milímetros por cada metro cuadrado, pero en el año 2019 fue de apenas 700 milímetros de lluvia por metro cuadrado, la mitad de lo normal que debe caer”.

El también asesor científico del Poder Ejecutivo en materia de recursos hídricos plantea que, a partir de datos recabados por la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) en diferentes estaciones pluviométricas de todo el territorio nacional, “queda claro que las precipitaciones bajaron de 1,741.6 milímetros por metro cuadrado en 2018, a menos de la mitad en 2019, cuando sólo se registraron 717.4 milímetros por metro cuadrado”.

Añade que 2019 se convirtió en un año casi tan seco como 2015, cuando las lluvias caídas en el país totalizaron apenas 953.5 milímetros por metro cuadrado, “valores muy inferiores a la media anual de 1,489 milímetros por metro cuadrado, siendo esos dos años, junto a 2013 y 2014, los más secos que hemos tenido en la última década”.

La Presa Pinalito tiene capacidad para almacenar 3,144,000 metros cúbicos de agua y su nivel máximo histórico llegó a 1,180.50 metros sobre el nivel del mar, según la Egehid, cuyos técnicos recuerdan que la obra llegó a verter después de los aguaceros del 7 y 11 de septiembre de 2019.

Pero el breve milagro de las lluvias sobrepasó las plegarias de los sedientos agricultores del valle de Tireo. De repente, vieron inundadas muchas de sus casas y sus parcelas por torrenciales ríos de un agua lodosa cargada de todo tipo de desperdicios que apresuraban su marcha hacia el estanque.

Para noviembre, cuando cesaron los grandes aguaceros que interrumpieron la sequía de Constanza entre septiembre y octubre, los constanceros notaron que el Gobierno cerró otra vez el acceso a la presa. Un ciclista que penetró al área hizo circular, por las redes sociales, imágenes dramáticas en las que se observaban algunos puntos erosionados por las lluvias.

“En la actualidad Pinalito está cerrada al público, por problemas ocasionados por las lluvias del año pasado hubo un deslizamiento de parte de una de las montañas, la cual provocó que se sedimentara gran parte del lago de la presa”, dice Johnny Tactuk, un funcionario muy activo en la vida política y social de Constanza.

“Aquí el año pasado hubo tanta agua… cayó tanta agua que en un solo día equivalía al agua caída en un año”, dice. Descarta que el Ministerio de Turismo se involucre en un plan de rescate de la cuenca de Tireo para conservar los ríos que alimentan a la presa, ya que, según recuerda, se trata de funciones de Medio Ambiente o Agricultura. “No hemos pensado en ningún proyecto que traiga como consecuencia la limpieza del río, pero sí hemos hablado con las asociaciones (de productores de Tireo) para que ellos (sus integrantes) preserven su río”.

El Río Tireo arrastra potes y fundas de venenos, fungicidas y pesticidas hasta la Presa Pinalito.
Mientras, la Egehid se enfoca en el daño sin atacar las causas ambientales que lo originan. Asegura, a través de su oficina de libre acceso a la información pública, que las reparaciones costarán más de RD$82.4 millones. Explica que remueve los terrenos “flojos o sueltos” de la orilla izquierda del embalse proclives a moverse durante la época de lluvias por la saturación de los terrenos.

También construye una red de drenajes superficiales para las aguas pluviales, formada por 5 alcantarillas ubicadas en el camino de acceso, principal recolector y concentrador del agua lluvia, ampliación de cunetas del camino existente y un badén de hormigón armado.

La empresa reconoce un gran problema de sedimentación en la obra, el cual proviene “del intenso movimiento agrícola de los terrenos ubicados en las márgenes del Río Tireo, lo cual es preocupante no solo por la sedimentación del embalse de la presa, sino porque el valle de Tireo está perdiendo el extraordinario volumen de 357,000 m3/año de suelos, incluyendo arena, tierra fértil y otros tipos de suelos residuales, pero no incluye parte de los sedimentos en suspensión que no son atrapados por el embalse”.

Recuerda que los suelos tomaron a la naturaleza miles de años para formarse a partir de la intemperización de las rocas madre. “Con esta increíblemente alta tasa de erosión, en pocas décadas las lomas quedarán peladas, desertificadas, a menos que no haya una toma de conciencia por parte de los agricultores, para que entiendan que sus suelos son su más preciado recurso y que deben de preservarlo para que no se les vaya río abajo y con ello la verdadera fuente de sus riquezas materiales”, dice la Egehid.

La dependencia oficial afirma que cuando se hicieron los estudios del proyecto se había estimado una tasa de sedimentación de 133,232 m3/año, pero en la actualidad se está teniendo un volumen 2.7 veces mayor que el estimado. “Esto se explica en parte en que las áreas de cultivos se han extendido de manera vertiginosa, sin medidas, ni prácticas conservacionistas de suelos y vegetación”, sentencia.

Un pozo de agua afectado por la eutrofización

En Pinalito, la Egehid busca estabilizar la erosión de dos cañadas con dos muros de gaviones, sembrar grama en las zonas excavadas y construir tres canaletas colectoras de forma trapezoidal con bloques disipadores de la energía del agua que recogerán el agua lluvia en la zona alta de los taludes, con el objetivo de conducirla al embalse sin saturar los terrenos.

La Egehid se queja de que “frecuentemente tiene que retirar basura, plástico y otros desperdicios sólidos del embalse de la presa”.

El agua se ve afectada por la eutrofización, fenómeno que la pone de color verde producto del crecimiento de microalgas y la ocurrencia de procesos químicos que en ocasiones causan malos olores, fenómeno que tiene su origen por el exceso de nutrientes, especialmente fósforo, nitrógeno y materia orgánica que traen las aguas del río Tireo, dice.

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